Soy filósofa de mi propia existencia, es decir, poetisa
Soy filósofa de mi propia existencia, es decir, poetisa

Anaximandro de Mileto y el porqué del ápeiron en la actualidad

ἐξ ὧν δὲ ἡ γένεσίς ἐστι τοῖς οὖσι, καὶ τὴν φθορὰν εἰς ταῦτα γίνεσθαι, κατὰ τὸ χρεών· διδόναι γὰρ αὐτὰ δίκην καὶ τίσιν ἀλλήλοις τῆς ἀδικίας κατὰ τὴν τοῦ χρόνου τάξιν·

(De aquella entidad donde nacen todos los seres, hacia ella también se encaminan a morir, según la necesidad, pues se dan justicia y pago mutuo por su injusticia según el orden del tiempo.)

Ἀναξίμανδρος (Anaximandro)

Mileto, siglo VI a.C. Anaximandro da a luz el considerado como primer texto filosófico de la historia y nace grande [1]. Para su maestro, Tales, el arjé del kosmos es el agua (entendamos la palabra arjé no tanto como origen o principio, sino más bien como la ley necesaria que se impone racionalmente en la naturaleza y que la hace posible). Anaximandro se sumerge más profundo y se pregunta: ¿cuál es el arjé del agua misma y de todo lo demás?

A Simplicio, neoplatónico bizantino, hay que agradecer que hoy conozcamos el fragmento. Él lo salvó por poco de la condena pagana que el emperador romano Justiniano proclamó en el 529, cuando lo recogió en su Física y huyó al imperio persa. Debió haberla anotado de una versión de la historia de la filosofía realizada por Teofrasto, discípulo aristotélico. Ya que al lenguaje presocrático no pertenecen términos como génesis (γένεσίς), se piensa que el fragmento haya sido parafraseado por Teofrasto.

Antes de sumergirnos por completo en el texto, y con ello en la pregunta central del arjé, hemos de tener en cuenta que los presocráticos no distinguían entre lo material y lo no-material y olvidarnos del moderno dualismo entre inanimado-mecánico. Asimismo, hemos de dejar atrás la tradicional visión materialista de la historia de la filosofía que les presentaba como preocupados tan solo de principios materiales (agua, aire…) y que hasta les llegó a denominar materialistas primitivos [2]. Para los milesios, Tales, Anaximandro y Anaxímenes, el movimiento es un síntoma de la vida que agrupa y ordena el mundo múltiple procedente del estado primitivo de las cosas.

Ese estado originario del que procede todo, el arjé, no está compuesto para Anaximandro por algo físico como el agua o el aire. ¿Cómo y por qué nacen, entonces, los seres? ¿Cuál es su motivación?

El ser asume todas sus posibilidades de ser “según la necesidad” (κατα τό χρεών) de morir tras ser expulsado a ser determinado, a experimentar qué ocurre siendo limitado; “según la necesidad” de nacer para no ser, durante un determinado tiempo, un “principio y elemento de las cosas existentes”[3], un ente inconcebible, indeterminado o ápeiron. La necesidad es impuesta “según el orden del tiempo” (τήν τοΰ χρόνου τάξιν), pues el tiempo es ese rey ordenador del estado de las cosas que limita y pone cada cosa en su sitio. Devuelve el ser limitado a la dimensión ilimitada[4].

El arjé anaximandriano es un axioma ético que precisa de la vida para dar sentido a la muerte y del perecer para satisfacer la injusticia del estado limitado-movible-vivo de los entes, dándoles justicia finalmente: el ápeiron como fuente ontológica que expulsa para experimentarse en el plano relativo y recibe para reunirse de nuevo en el absoluto.

¿Por qué hay algo en vez de nada?

En distintas épocas muchos pensadores se han formulado la pregunta del porqué [5]. Incluso en la duda existencial del Hamlet de Shakespeare se hallaba la respuesta: «Ser o no ser, ésa es la cuestión»[6]. Pocas décadas después del poeta, Descartes formulaba su «pienso, luego soy/existo»[7]. Para G. W. F. Hegel, a través de la dialéctica se producen afirmaciones y negaciones contradictorias, las cuales nos conducen al saber absoluto[8]. Y volviendo lo más atrás posible en el reino del tiempo, releemos la frase de Anaximandro, el cual lo dice con otras palabras: «De aquella entidad donde nacen todos los seres, hacia ella también se encaminan a morir».

Entonces, ¿qué nos dice Anaximandro sobre por qué hay un ápeiron? Lo indeterminado, lo infinito, lo absoluto necesita su contrario para ser: para significar, tener sentido, y para conocerse a sí mismo siendo. Por eso manda a los seres surgir y dirigirse en movimiento, convertirse y llegar a ser, devenir (como diría Hegel), viviendo y desplegando la potencia de su ser determinado. Pero no pueden librarse del final de morir como seres definidos, pues forman parte del todo, de lo inmóvil y completo en sí.

Antes del Big Bang

El porqué del ápeiron es el porqué de la existencia del universo, el porqué del Big Bang y del sentido de la vida. La Teoría del Big Bang explica el universo como originado de un punto infinitamente pequeño (llamado singularidad espaciotemporal [9]) en constante expansión y aceleración. Algo o todo no puede formarse de la nada, lo que cambia es el estado: O es una cosa (determinada, uno) u otra (indeterminada, cero). Unos y ceros, síes y noes, encendidos y apagados engendran y destruyen el mundo físico y el digital. Qué hubo antes del Big Bang es la más contemporánea versión de por qué surgió el universo, pues nos acerca a su sentido[10].

El sentido del origen del universo es poner en marcha todas las posibilidades existentes para experimentar la potencia cósmica, para vivir su propio sentido: el sentido del Big Bang y de la expansión del universo es tener sentido; asimismo, el sentido de nacer es tener sentido [11]. Al horizonte de sucesos [12] del ser nos encaminamos nuevamente para volver a ser-apagados, ser-ilimitados, ser-ápeiron (o ser en la potencialidad absoluta, volver a ser uno con la fuente). Con cada alumbramiento el absoluto despliega sus innumerables facetas, materializa lo infinito en lo finito para conocer parte de sus facetas que ahora bailan a los ritmos del tiempo. Cuando han cumplido su misión de acción, el absoluto absorbe sus restos y energiza lo finito en lo infinito y las partes desaparecen del plano físico de lo visible para volver a ser uno con el todo: energía pura.

El presocrático moderno

Anaximandro supo observar el movimiento en la naturaleza e inducir de los seres relativos lo que está más allá de lo limitado y las leyes de la física: lo absoluto. Fue el primer metafísico de la historia oficial, el que dio a luz en el mundo el escrito elemental al cual ningún científico ni filósofo actual ha sabido responder, escrito que nos inspira esa pregunta fundamental del sentido del universo, la pregunta más complicada que existe. Y en este fragmento de texto, compacto, profundo y alargado como los atisbos del ápeiron, él ni siquiera parió tal pregunta, pero tampoco la asesinó; tan solo nos dejó en la atmósfera del tiempo y en la distancia entre polos opuestos la potencia del aura innombrado, indefinido e ilimitado: Nos germinó el porqué.


[1] «La filosofía nace grande», Emmanuelle Severino: La filosofía antica (La filosofía antigua), 1984.

[2] Expresión utilizada por George Thompson, filósofo marxista contemporáneo.

[3] Cita de Simplicio.

[4] Yo misma lo definí de manera instintiva: «El tiempo es ese ritmo en la velocidad con que lo absoluto, en relativo baile, se mueve y se potencia y se olvida de sus pasos». María Ferreiro Garrido, 2008.

[5] Las frases de los siguientes filósofos son paralelas unas a otras. Martin Heidegger, el más contemporáneo de ellos, escribió: «Warum ist überhaupt Seiendes und nicht vielmehr Nichts?» (¿Por qué existe lo que es y no la nada?); anterior a este, Gottfried Wilhelm Leibniz: «Warum gibt es etwas und nicht vielmehr nichts?» (¿Por qué hay algo en vez de nada?) y el más viejo de ellos Friedrich Schelling: «Warum ist nicht nichts, warum ist überhaupt etwas?» (¿Por qué no existe la nada, por qué hay algo?).

[6] «To be or not to be, that is the question» (Ser o no ser, ésa es la cuestión), William Shakespeare: The Tragicall Historie of Hamlet, Prince of Denmarke (La trágica historia de Hamlet, príncipe de Dinamarca), 1603. En la contraposición de los contrarios «ser o no ser» es planteada tanto la pregunta existencial como la respuesta misma, «ésa es la cuestión», pues, o soy, o sino solamente puedo no ser y si no soy tampoco puedo plantearme esta pregunta.

[7] «Ego cogito, ergo sum» (pienso, por lo tanto existo), René Descartes: Meditationes de prima philosophia (Meditaciones sobre la filosofía primera), 1641. La fórmula fue traducida al latín del francés «Je pense, donc je suis», del también cartesiano: Discours de la méthode (Discurso del método), 1637.

[8] Georg Wilhelm Friedrich Hegel expone la tesis del devenir (das Werden) como la negación del ser y es superada por sí misma: La síntesis de ser y de no ser es la existencia misma (das Dasein) en cuanto a ser determinado. Phänomenologie des Geistes (Fenomenología del espíritu), 1807.

[9] Una singularidad espaciotemporal es una zona del espacio-tiempo donde no se puede definir alguna magnitud física relacionada con los campos gravitatorios (Wikipedia. la enciclopedia libre). Existen multitud de ejemplos para una singularidad, como agujeros negros o el origen del universo según la teoría del Big Bang.

[10] El matemático y físico teórico Roger Penrose (*1931) ha descubierto recientemente junto a V. G. Gurzadyan evidencias de actividad antes del Big Bang en la radiación cósmica de fondo. Según su teoría, antes del actual universo ya existía otro universo, el cual funcionaba con las mismas leyes físicas que nos encontramos en el nuestro.

[11] El sentido de nacer es tener sentido, pues, como dejé escrito en una cita mía: «Si fuéramos perfectos no podríamos valorar los logros al alcanzarlos, así que no seríamos del todo perfectos». María Ferreiro Garrido, 2007.

[12] Horizonte de sucesos es la frontera espacio-temporal que divide de dos lados y sus sucesos. Una de las partes afecta a la otra, pero no a la viceversa; por ejemplo, la luz tragada por uno de los lados del horizonte de sucesos en un agujero negro no puede alcanzar a un observador del otro lado.


Imagen de portada: collage con la imagen de Anaximandro de Mileto del cuadro de Rafael Academia de Atenas junto con el universo desde su supuesto origen, el Big Bang, hasta su estado actual.

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